¡Cómo pasa el tiempo! Una notificación me acaba de decir que tiene más de un año que no me paro por aquÃ. Quince meses durante los cuales, podrÃan opinar algunos, no hice nada de "provecho". lo cual no es nada cierto...
En primer lugar, sà he escrito —aunque no novelas—. Más bien he estado enfocada a traducciones y proyectos colectivos para clientes en EU. También he hecho posts para redes sociales y escrito artÃculos para los blogs de mis clientes. Además, hay algo muy importante que quiero aclarar: escribir una novela conlleva un proceso creativo diferente. Ésa es una actividad de largo aliento, de esfuerzo constante, de foco continuado; en mi caso, está directamente relacionado con cierto estado de paz interior, de contentment, de equilibrio. Y eso es algo que no he tenido en todo este tiempo debido a una serie de pérdidas que he venido experimentando: la de mi mascota favorita del mundo mundial, la de mi madre, la de mi sobrino mayor, la de mi pareja de media vida, y la última fue la de un novio con el que corté hace relativamente poco y del cual me ha costado desprenderme.
¿Es eso suficiente justificación? Me parece que sà y eso es lo que importa. Pero, aunque este post no hablará de libros ni de premios ni de logros profesionales, tampoco se trata de tirarme al piso ni de hacerme la vÃctima. Al contrario, para mi sorpresa, últimamente ha habido personas que me han felicitado por no dejarme vencer, por estar haciendo cosas que no habÃa imaginado, por estar avanzando en el camino de la autosuficiencia, por tener el ánimo de saltar como grillo en la pista de baile si surge la ocasión... Estas lÃneas tratan de eso, de ser resiliente, de reinventarse.
Claro, reinventarme no ha sido fácil ni lo he conseguido sola. Los bajones me dan de vez en cuando con mayor o menor intensidad. Pero quiero aprovechar para agradecer aquà públicamente a mis amig@s y familiares que me han apoyado todo este tiempo, que me han prestado su oÃdo a pesar de lo aburrido que debe ser que alguien hable una y otra vez de sus problemas del corazón, de lana, de miedo al futuro. Gracias infinitas a tod@s y cada un@ por su paciencia, comprensión y apoyo emocional y económico, por su compañÃa y cariño. Sepan que sin ustedes no lo habrÃa logrado. Que Dios, el universo, la fuerza superior o como se llame, los colme de bendiciones.
Otra cosa que también he hecho es leer y escuchar audiolibros, carretadas de ellos, la gran mayorÃa enfocados a la autoayuda y el crecimiento personal. Me hice fan de podcasts de los mismos temas. Ni modo, eso es lo que necesito hoy dÃa y he obtenido muchÃsimo aprendizaje y herramientas. ¿Y qué creen? Una de las recomendaciones de los que saben más del tema es escribir. Por eso estoy aprovechando que tengo este espacio en el éter del para expresarme. La escritura siempre me ha resultado muy catártica. Este post y quizá otros que escriba en el futuro, me ayudarán para mirar hacia dentro y desembrollar la madeja de mis sentimientos y pensamientos.
Sin embargo, el post no es sólo para mÃ, quiero compartirlo por si hay alguien allá afuera que se identifique con la experiencia de haber perdido lo más valioso que tenÃa. A él o a ella quiero darle ánimos, decirle que, una vez que se ha tocado fondo uno voltea a ver hacia arriba, que experiencias como éstas son las que nos hacen crecer y descubrir que somos más fuertes de lo que creÃamos, que aún cuando de vez en cuando se nos escurra la lágrima, también tendremos, si queremos aprovecharlas, muchas oportunidades para reÃr, para bailar, para cantar o disfrutar aquello que nos hace felices, que hay mucha ayuda allá afuera, alguna es gratuita, que el que busca encuentra y que este es un proceso, con sus altibajos, pero tiene un fin, que hay esperanza, que podemos reinventarnos aún en el quinto piso, aún cuando nos educaron a que Ãbamos a ser protegidas por un hombre, que nos queda mucho por hacer.
Un abrazo para todos los que leyeron hasta el final. Esta historia, mi historia, no se ha acabado. Todo lo contrario, la nueva temporada apenas empieza.